Conferencia: Teorías de género e identidad católica
Marta Rodriguez Diaz, Dra. en Antropología |
Pekín, 15 de septiembre de 1995
La Santa Sede, en conformidad con su naturaleza y misión particular, a la vez que se adhiere parcialmente al consenso acerca de los Documentos de la IV Conferencia mundial sobre la mujer, desea expresar su posición con respecto a estos Documentos y manifestar sus reservas sobre algunos de los conceptos usados en ellos.
1. La Santa Sede desea reafirmar la dignidad y el valor de las mujeres, así como la igualdad de derechos de hombres y mujeres, y lamenta que la Plataforma de Acción no haya reafirmado explícitamente este concepto.
2. La Santa Sede, en conformidad con la Declaración universal de los derechos humanos, destaca que la familia es la unidad básica de la sociedad, y está fundada en el matrimonio como sociedad igual entre el esposo y la esposa, a los que se ha confiado la transmisión de la vida. Lamenta que en la Plataforma de Acción se haya hecho referencia a esta fundamental unión social con un lenguaje banal (cf. Objetivo estratégico L. 9).
3. La Santa Sede sólo puede interpretar expresiones como «derecho de las mujeres a controlar su sexualidad», «derecho de las mujeres a controlar... su fertilidad», o «parejas e individuos», como referidas al uso responsable de la sexualidad dentro del matrimonio. Al mismo tiempo, la Santa Sede condena firmemente todas las formas de violencia y explotación contra las mujeres y las jóvenes.
4. La Santa Sede reafirma las reservas expresadas en la conclusión de la Conferencia internacional sobre población y desarrollo celebrada en El Cairo del 5 al 13 de septiembre de 1994, que se incluyeron en el Informe de dicha Conferencia y se refieren a la interpretación dada a las expresiones «salud reproductiva», «salud sexual» y «derechos reproductivos». En particular, la Santa Sede reitera que no considera que el aborto o los servicios destinados al aborto son una dimensión de la salud reproductiva o servicios de salud reproductiva. La Santa Sede no aprueba ninguna forma de legislación que reconozca legalmente el aborto.
5. Con respecto a los términos «planificación familiar» o «acceso más amplio a los servicios de planificación familiar», y a otros relacionados con los servicios de planificación familiar o regulación de la fertilidad, la actuación de la Santa Sede durante esta Conferencia no puede interpretarse de ningún modo como un cambio de su posición bien conocida sobre los métodos de planificación familiar que la Iglesia católica considera inaceptables moralmente, o sobre los servicios de planificación familiar que no respetan la libertad de los esposos, la dignidad humana o los derechos humanos de las personas implicadas. La Santa Sede no aprueba en absoluto la anticoncepción o el uso de preservativos, tanto en las medidas de planificación familiar como en los programas de prevención del VIH y del sida.
6. La Santa Sede afirma que en la Plataforma de Acción, o en otros documentos citados en ella, nada ha de interpretarse como una petición dirigida a los profesionales de la sanidad o a las estructuras sanitarias para que realicen, colaboren, indiquen u organicen servicios con respecto a los cuales tengan objeciones basadas en sus creencias religiosas o sus convicciones morales o éticas.
7. La Santa Sede interpreta todas las referencias a la expresión «embarazo forzado» como un instrumento específico de un conflicto armado, en el contexto en el que dicha expresión aparece en la Declaración de Viena y en la Plataforma de Acción, segunda parte, parágrafo 38.
8. La Santa Sede interpreta el término «género» tal como se especifica en la declaración añadida a estas reservas. [Ver abajo]
9. La Santa Sede no se adhiere al consenso sobre el entero capítulo IV, sección C, que se refiere a la salud. Desea expresar su reserva general sobre toda esta sección, solicitando que esta reserva general se anote en dicho capítulo. Esta sección dedica una atención totalmente desproporcionada a la salud sexual y reproductiva, en relación con las otras necesidades sanitarias de las mujeres, incluyendo los medios para afrontar la mortalidad y la morbilidad materna. Además, la Santa Sede no puede aceptar la terminología ambigua sobre el control indiscriminado de la sexualidad y la fertilidad, especialmente porque podría interpretarse como una aprobación social del aborto o la homosexualidad. Sin embargo, la reserva sobre este capítulo no indica ningún tipo de disminución del compromiso de la Santa Sede en favor de la promoción de la salud de las mujeres y las jóvenes.
10. La Santa Sede no se adhiere al consenso y expresa su reserva sobre el parágrafo 232 (f), con su referencia a un texto (parágrafo 97) acerca del derecho de las mujeres a «controlar su sexualidad». Estos términos ambiguos podrían entenderse como la aprobación de las relaciones sexuales fuera del matrimonio heterosexual. Solicita que su reserva se anote en ese parágrafo. Sin embargo, por otra parte, la Santa Sede desea adherirse a la condena de la violencia contra las mujeres contenida en el parágrafo 97, así como a la importancia de la reciprocidad y la responsabilidad compartida, el respeto y el libre consentimiento en las relaciones conyugales, tal como figura en el citado parágrafo.
Con respecto a la entera sección sobre los derechos humanos, a excepción de citas o reafirmaciones de documentos ya existentes sobre los derechos humanos, la Santa Sede expresa su preocupación por el excesivo individualismo con el que trata los derechos humanos. La Santa Sede vuelve a recordar que el mandato de la IV Conferencia mundial sobre la mujer no incluye la afirmación de nuevos derechos humanos.
11. Con respecto a la frase «los derechos de las mujeres son derechos humanos», la Santa Sede la interpreta con el significado de que las mujeres deben gozar plenamente de todos los derechos humanos y las libertades fundamentales.
12. Con respecto a todas las referencias a los acuerdos internacionales, la Santa Sede se reserva su posición sobre ellos, en particular sobre los acuerdos internacionales ya existentes que se mencionan en los Documentos, según su aceptación o no aceptación de los mismos.
La Santa Sede solicita que estas reservas, junto con la declaración anexa de interpretación del término «género», se incluyan en el Informe de la Conferencia.
DECLARACIÓN DE INTERPRETACIÓN DEL TÉRMINO «GÉNERO» POR LA SANTA SEDE
Aceptando que la palabra «género» en este documento ha de entenderse según su uso ordinario en el ámbito de las Naciones Unidas, la Santa Sede lo admite con el significado común de esta palabra en las lenguas en que existe.
La Santa Sede entiende el término «género» como fundado en una identidad biológico-sexual, varón y mujer. Además, la Plataforma de Acción (cf. parágrafo 193, c) usa claramente la expresión «ambos géneros».
La Santa Sede excluye, así, interpretaciones dudosas basadas en concepciones muy difundidas, que afirman que la identidad sexual puede adaptarse indefinidamente, para acomodarse a nuevas y diferentes finalidades.
Asimismo, no comparte la noción de determinismo biológico, según la cual todas las funciones y relaciones de los dos sexos están establecidas en un modelo único y estático.
El Papa Juan Pablo II insiste en la distinción y complementariedad de la mujer y el hombre. Al mismo tiempo, se ha alegrado de los nuevos papeles que desempeñan las mujeres, ha puesto de relieve hasta qué punto los condicionamientos culturales representan un obstáculo para el progreso de las mujeres, y ha exhortado a los hombres a fomentar «este gran proceso de liberación de la mujer» (Carta a las mujeres, 6).
En su reciente Carta a las mujeres, el Papa explica el punto de vista de la Iglesia del siguiente modo: «Es posible acoger también, sin desventajas para la mujer, una cierta diversidad de papeles, en la medida en que tal diversidad no es fruto de imposición arbitraria, sino que mana del carácter peculiar del ser masculino y femenino» (n. 11).
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